La Guardia Civil contratará strippers tailandesas para disparar pelotas de goma con su vagina
La benemérita pretende aprovechar un vacío legal para seguir aplicando métodos expeditivos en la frontera

Cuestión de pelotas. Tras el polémico suceso acaecido en la frontera de Ceuta, en el que quince inmigrantes subsaharianos perdieron la vida tratando de cruzar la costa a nado mientras la Guardia Civil los bombardeaba con una lluvia de pelotas de goma, el Ministerio ha decidido tomar cartas en el asunto. La solución está clara: La Guardia Civil ya no lanzará más bolas de goma. En su lugar, lo hará un grupo de strippers tailandesas, utilizando su vagina.
Interior ha anunciado que ha llegado a un acuerdo con una reputada empresa de seguridad asiática. Se trata de Hard Killing Vagina, una corporación especializada en la formación de francotiradoras tailandesas, especialmente entrenadas para emplear sus musculosas paredes vaginales como cañones proyectiles, capaces de disparar cualquier tipo de munición, desde pelotas de ping-pong hasta algunos animales vivos.
Hemos contactado con la filial española de Hard Killing Vagina, conocida como Seguros “El Chirri”, y nos ha atendido su community manager, Joan Pont: «Me considero un hombre apasionado, y mis grandes pasiones son dos: El deporte y las vaginas. Por suerte, mi trabajo me ha permitido compaginar ambas en una misma actividad, el Thai-Pádel. O como a mí me gusta llamarlo, el “Ráquetcoño”. Por eso, cuando oí que se barajaba la posibilidad de prohibir las bolas de goma a los guardiaciviles, no dudé ni un instante en recomendar a Hard Killing Vagina. Ya estoy viendo la lluvia de pelotas de goma siendo disparada por una interminable fila de vaginas, pum-pum-pum, impactando contra la oscura piel de aquellos que osen traspasar nuestras fronteras nadando. Y ahora, si me disculpan, debo ir al solárium y luego a entrenar. Me he propuesto cruzar el estrecho a nado».
La Guardia Civil todavía no se ha pronunciado oficialmente al respecto del escudo anti-misiles vaginal. Aun así, es probable que encuentre la medida ridícula. Una apreciación que, teniendo en cuenta su afición por el tricornio, jugaría a favor de su implantación.