Rajoy no acudirá al programa de Ana Rosa por miedo a que los niños ganen el debate
El espacio 26J, en el que escolares preguntan a políticos, puede suponer un reto excesivo para la elocuencia del presidente en funciones.

De muchos se dice que cada vez que abren la boca sube el pan. En el caso de Rajoy, cada vez hace una declaración nace un meme en Internet. Nuestro presidente en funciones es un hombre de pocas palabras: cuatro o cinco, no más. Si intenta juntar más se aturulla y termina metiéndose elaborados jardines gramaticales. Rajoy teme a los debates.
Además, el programa 26J quiero gobernar es un programa que descoloca a cualquiera. ¿Niños haciéndose EL listo en TV, sin estar en los 90 y sin que aparezca Juan y Medio? ¡Imposible! Si añadimos a la ecuación a Rajoy sentado en una silla de párvulo, con el culo a un palmo del suelo, intentando responder, sudoroso y balbuceante y a Ana Rosa Quintana, rascando el fondo de olla de la dignidad periodística, haciendo de presentadora seria obtenemos la tormenta perfecta para un desastre electoral.
¿Qué pasaría si Rajoy se viese acorralado? ¿Se acabaría liando a collejas como hizo con su hijo bocazas? ¿Rompería a llorar? ¿Soltaría sobres llenos de ‘los chuches’ para sobornar a los críos? Resumiendo: antes de provocar otro infarto al jefe de campaña del PP, por su bien y por el nuestro como espectadores, Rajoy no acudirá al programa.
El PP seguirá su estrategia habitual: callar, esperar una palmadita en la espalda de Bruselas con buenos datos económicos y seguir sobornando a jubilados con bocadillos y saraos. Total, los niños no votan.